Y lo cierto es que, ante todo, queremos y necesitamos que esa meta sea verdad. Porque la verdad, la creencia firme en la autenticidad de la recompensa es lo que nos hace impulsarnos y saltar el siguiente obstáculo.
Mas esa verdad a la que muchos se aferran a veces no está demasiado clara. La vida no se puede resumir en dos colores extremos y simplemente navegamos a la deriva en un gran mar de grises.
Personalmente creo que la verdad está sobrevalorada, de hecho, puede que ni siquiera exista porque ¿Acaso cada uno no tiene su propia verdad? Y duele ser honesta, duele escupirla a otra persona porque la realidad es que nadie quiere oir la verdad. Básicamente porque no es "su verdad".
Porque las palabras pueden ser mucho más dolorosas y agresivas que los golpes. Las palabras te desestructuran por dentro y golpean en el centro de tu ser, en tus principios y tu dignidad.
Aún así yo prefiero que me golpees con esa verdad, con tu verdad, y que me entierres con ella si hace falta. Porque no tengo miedo de navegar en un gris más oscuro.
Porque siempre intentaré sobrevivir y esa es la única meta que necesito para continuar mi carrera.
Volvería a caer, volvería a saber que, aunque tú me pierdas, yo siempre me encuentro contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario